divendres, 5 de març del 2010

Poemas al vino: "La Bodega Interior"


La Bodega Interior (Poemas al vino).
(Adaptaciones para la peformance de Xisco Bernal)

La Bodega Interior (Poemas al vino).
(Adaptaciones para la peformance de Xisco Bernal de los poemas : El vi, de V.Andrés Estellès, Oda al Vino de Pablo Neruda, Poema al vino, de J.L.Borges, Tus cartas son un vino, Hijo de la luz y de la sombra y El herido, de M. Hernández, Malestar y noche, de F. García Lorca, El vino, Xisco Bernal)
Sras y Sres, es bien sabido que las cosas no tiene existencia propia. Y que sólo cuentan para nosotros en función de la importancia que les damos. El paladar, el gusto es un hàbil traductor, nada más. Los sabores, los placeres de la mesa – y de la cama -, nacen dentro. Los poetas van a darles a Vdes., gracias a “nombre del restaurante” la oportunidad de degustar más sutilmente, si cabe, sus vinos, de disfrutar más placenteramente la suave y leve embiaguez, de descubrir nuevos matices, en resumen, de mejorar su bodega interior porque no se olviden que los sabores, los placeres nacen dentro y
en los sentidos desembocan los laberintos de nuestra mente.

No podia faltar el vi damunt la taula.
Una solemnitat, un rito que venia
des de la nit: el vi encenia la taula,
encenia la casa, encenia la vida.
Una vella litúrgia el posava a la taula.
Una vella litúrgia nocturna, inescrutable,
encenia la sang, palpitava en els ulls.
Una solemnitat, un ritus que venia
des de la nit, ldes de la nit febril de la caverna.
S'oficiava el vi, lentament, greument.
Parle del vi dels pobres. El vi que ens fa forts.
Un tros de ceba cru, un rosegó de pa.
I un got de vi solemne. Parle del vi dels pobres,
begut solemnement, aliment de la còlera.
El vi de l'esperança, el vi del sacrifici
de l'esperança rompuda, de plantar cara a la vida.
(El vi, V.Andrés Estellès).

VINO color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
estrellado hijo de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino.

Amor mio, de pronto
tus caderas son
la curva colmada
de la copa,
tus pechos los racimos,
la luz del alcohol tu cabellera,
las uvas tus pezones,
y tu amor
la claridad que cae entre mis sentidos,
como el esplendor terrestre de la vida.
(Oda al Vino Pablo Neruda).

¿En qué cielo, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de astros, en qué secreto día
surgió la valerosa y singular idea de inventar
esa alegría?

Otoños de oro la vendimiaron. Como el vino fluye toda roja a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en su camino
nos obsequia con su música, su fuego y sus leones
(Soneto del vino, J.L.Borges).


Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento para mi corazón.
(Tus cartas son un vino, M. Hernández).

El aire de la noche desordena tus pechos,
y desordena y vuelca nuestros cuerpos
Como una tempestad de enloquecidos.

La noche se ha encendido como una sorda hoguera
de llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor laten las sombras como si fueran
las almas de los pozos, de los vinos.
(Hijo de la luz y de la sombra, M. Hernández)

La sangre también huele a mar, sabe a mar,
sabe a bodega. A bodega de mar,
a bodega de vino bravo.
(El herido, M.Hernández)


Abejaruco.
En tus árboles oscuros.
Noche de cielo balbuciente
y aire tartamudo.

Tres borrachos eternizan
sus gestos de vino y duelo.
Los astros de plomo giran
sobre un pie.
Abejaruco.
En tus árboles oscuros.

Dolor de sien oprimida
con guirnalda de minutos.
¿Y tu silencio? Los tres
borrachos cantan desnudos.
Pespunte de seda virgen
es tu canción.
Abejaruco.
Uco uco uco uco.
Abejaruco.
(Malestar y noche, F. García Lorca).

Yo confundo el vino con el sudor,
y la vendimia con la comida casera,
con lo que ha sido esperado.
Lo confundo también con el otoño,
anuncio de la edad dorada,
de arrugas que sugieren sutilezas,
de sexo gran reserva.

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Confundo las parras,
con las pasiones del verano,
a ras de tierra abrasada.
Noches, tardes, mañanas,
que se transforman en ocres, azules,
verdes dulces.

Confundo los cuerpos con los racimos,
los pámpanos con la vida que enrosca
sus lenguas de pies y manos.

Fermentación anaeróbica en la oscuridad,
en la soledad del alma, y de los pedos,
oscura bodega, bien templada del alma,
donde todo junta y fermenta, y crea
el perfume del fin de los viñedos.

Yo no sé como decirles
que el vino lo llevamos dentro.
Y que algun dia se descubrirá
que el color, el retrogusto, el gusto,
procede de en una bodega interior,
íntima, que todos llevamos dentro.

A los poetas no nos va
el vino viejo. Lo preferimos joven
para envejecerlo dentro.
(La Bodega Interior, Xisco Bernal).

A veces el vino, prisionero de sombras,
amanece con la navaja,
destituido ya del sol de su nobleza,
a consumir pobres inermes de los barrios.
Corrompe la alegría en los ruines boliches
donde violan su estirpe las tinturas y el agua
para estragar al hombre del jornal y enturbiarle
la raída inocencia que padece su canto.

Sale del vino un puño. Sale un grito. Le nace
la mala luz, la artera puñalada.
Y amanece en la celda donde orina el desprecio
y llora roncamente su lágrima de espanto.
El vino mata al vino en la casa del pobre:
entra el domingo y saca a las mujeres llorando.

(Carta de vinos, de Armando Tejada Gómez)

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